Mis palabras jadean cansadas

Mis palabras jadean cansadasPalabras
Las oigo latir desde el papel
Como seres vivos palpitan
Y reclaman un lugar
En la vida
El tiempo
Tu mirada.

Dales el soplo, sé Dios
No permitas que en el pozo
De nuevo se pierdan
En la nada
El silencio
Tu olvido.

Que el viento las reclame
Que tu garganta acuda a pronunciarlas
De boca en boca viajen consagradas
En el alma
El corazón
Tu vida.

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No tu espada de agua
que amenaza tocarme
ni tu boca de niño,
ni ese aroma de sangre
que difunde la rosa.

No el vuelo desnudo del vencejo
tras su rastro de plumas,
ni su agudo chillido
que puebla la tarde.

No la flaca figura
del galgo marchito
que olisquea basuras,
ni su triste mirada.

No el cristal de una idea
no el temor de una llaga
ni el sueño que puebla
los ojos de un niño,
ni el amor de una amada.

No tu esbelta figura
ni tu joven aliño.
No tu espada de fuego
ni tu boca de carne.

No el final de un principio
ni tu lengua al rozarme,
ni el color de la risa;
ni el azul del mar cabe
ni cabe la prisa
o el aliento, o el aire.

Yo desgrano palabras
Que desean juntarse.