El nido

Hay un espacio – por decirlo de algún modo – un lugar de nuestra mente, o un sitio oculto y reservado de nuestro corazón, donde sólo entramos nosotros.
Ni nuestros seres más queridos, aquéllos que comparten nuestras vidas, alegrías y miserias, pueden siquiera rozarlo.
En el se almacenan emociones pudorosas e impúdicas vergüenzas, fracasos y olvidos que se resisten a su destino; lejanos olores o palabras no dichas.
Es la habitación del pánico de nuestra alma, un lugar seguro e íntimo.
Hoy, sin embargo, cuando he ido a mi refugio, el gusano estaba allí, alimentándose; anidado.

Microrrelato: el nido.

Tijeretazos, recortes, sacrificios y otros estímulos.

Manos arriba

En este río revuelto de nuestro actual mercado laboral, plagado de empleos basura y ofertas trampa, donde resulta difícil dar con una propuesta de empleo digna, 5.000.000 de ciudadanos buscan -en ocasiones desesperadamente- un trabajo que les permita subsistir; conservar sus viviendas, pagar sus facturas o simplemente comer. Francamente, es altamente improbable, encontrar una oferta de trabajo con las condiciones de salario y contratación, que permita cubrir esas necesidades.

Se viene produciendo en estos últimos años, con el incremento continuo del paro, una tendencia o, más bien, una práctica generalizada de nuestros oferentes de empleo: la búsqueda del empleado chollo. Es escandaloso el retroceso que se está produciendo en los derechos y garantías de los trabajadores, especialmente desde el punto de vista de su protección y seguridad, pero si a ello le sumamos la actitud cicatera y oportunista de muchos empresarios lanzados a la caza del obtener más pagando menos a sus empleados, les hacemos un flaco favor a la productividad y la competitividad, dos factores económicos de peso que es tan necesario estimular. Esto no se consigue con el salario del miedo: miedo a quedarse sin trabajo o el miedo a no encontrarlo. Parece obvio que este no es el camino. Los empresarios tienen la obligación de saberlo y los legisladores el deber de crear la condiciones que impidan, o por lo menos no favorezcan, estas prácticas.

Comprar duros a peseta se ha convertido en la máxima de los empresarios que presentan nuevas propuestas de empleo y es una estrategia de contratación generalizada, ante el fuerte desequilibrio entre oferta y demanda. De nuevo la regla de los mercados enmascara a los oportunistas, modestos seguidores de los empresarios del pelotazo, que tienen buena parte de culpa en nuestra actual situación.

Se ha impuesto el: «A río revuelto, ganancia de pescadores». Pero no todo vale. Ante esta situación en el mundo del trabajo, los poderes públicos tienen obligaciones establecidas incluso por la Constitución Española de 1978. En el TÍTULO I, CAPÍTULO II, SECCIÓN 2ª De los derechos y deberes de los ciudadanos, el artículo 35.1 dice: «Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo».

Es obligación de nuestros políticos y las Instituciones del Estado promover y garantizar estos derechos para todos los españoles. ¿Lo han olvidado? La respuesta parece evidente, Mariano Rajoy nos lo dejó claro la semana pasada con sus inevitables medidas de recorte, tijera nuestra de cada día, con las que el Presidente de la nación pretende estimular la búsqueda de empleo. Él solito dejó patente la monumental carencia de imaginación de nuestros gobernantes y su falta de interés por el bienestar de los súbditos (antes ciudadanos).

¿Hasta cuándo vamos a aguantar?

Fdo.: Este súbdito acongojado.

Al trote marranero

Cuando recibí el mensaje en mi móvil no lo dudé; acepté de inmediato. Era mi sobrino Tomás que se había inscrito en la XXXIII Media Maratón Ciudad de Murcia y me preguntaba si me animaba. Para él era la primera Media Maratón, yo, que había corrido unas cuantas, llevaba 11 años sin participar.

Teníamos un mes para prepararnos y debíamos pasar de nuestros recorridos de 10 Km, una o dos veces por semana, a los 21,097 Km de la Media. Acordamos entrenar juntos dos días a la semana e ir alargando las distancias recorridas para acercarnos a los 21 Km. Cumplimos el plan previsto y una semana antes nos probábamos con 18 Km. Era evidente que Tomás iba sobrado de forma aunque la inexperiencia le hacía ser prudente en el ritmo. Yo andaba más justo de forma, no en vano casi me salgo del cuadro de categorías, milito en Veteranos E y esto va en aumento.

Hace 18 años me inicié en esta misma prueba, que por entonces se llamaba Media Maratón de los Dolores. Recuerdo perfectamente los nervios y la impaciencia que precedían a la salida, mientras calentábamos los músculos de forma casi automática. Las mismas sensaciones que tuve el pasado domingo 18 de marzo. Pero esta vez los participantes eran multitud, más del triple que entonces. Se habían inscrito casi 3.000 deportistas y más de 2.000 han completado el recorrido y otros 500 han realizado la primera vuelta. Todo un éxito de la organización y de los participantes.

He de decir que disfruté doblemente viendo la emoción contenida y la sorpresa de Tomás, ante el ambiente de camaradería que impregnaba todo el transcurso de la prueba. Me consta, porque he tenido que oírles con demasiada frecuencia, que estas pruebas tienen detractores. No me refiero a los conductores molestos con la ocupación de la calzada por un montón de locos en calzón corto. Estos tienen sus razones y hay que respetarlas. Los que me preocupan son los agoreros y derrotistas que se empeñan en convencerte que semejante barbaridad sólo puede conducirte al infarto y/o la muerte. Tú ya no tienes edad… Nosotros no estamos para esos disparates… Eso es totalmente innecesario y exagerado… Vas a reventar; son expresiones habituales en esa larga letanía de la que somos víctimas, especialmente los que somos «talluditos». Es de agradecer la preocupación que demuestran por nuestra salud y en nombre de ella, les invito a participar en la próxima carrera popular que se les ponga a tiro.

Por mi parte, Dios mediante, espero aguantar los pocos años que me quedan para ascender de categoría y ganar una Media Maratón como Veterano F. Por ambición que no quede.

Desde aquí mi enhorabuena a los 3.000 inscritos y especialmente a mi sobrino Tomás que me acompañó durante la carrera.

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Espero que nuestras rutas se crucen y pronto compartamos palabras

Sé bienvenido.