Tras semejante zapatiesta -la ocasionada por su inapropiado viaje a Botsuana- el Rey se disculpa: «Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir».
Disculpas aceptadas, le honra su gesto. Pero dudo mucho que esto quede así. A muchos españoles no nos va a ser posible olvidar la decepción. Hay un daño real ocasionado a la Monarquía. Con esas 11 palabras no será suficiente. Menos ahora, en estos tiempos difíciles.
Aunque bastará otra noticia de impacto y el transcurso de unos días, para retirar el suceso de los titulares de la prensa, hay una imagen que no se nos borrará a muchos españoles; la tristeza que nos produjo ver el desamparo real pidiendo disculpas. ¿Estudiada puesta en escena? Quizá sea.
Olvido no.
Respetuosamente,
Este ciudadano acongojado.