Cuando cerró la empresa en la que llevaba más de dos años trabajando y nos mandaron a todos los trabajadores a cobrarle al FOGASA, eran los tiempos de los «brotes verdes» de la era Zapatero. Ya habían transcurrido tres años conviviendo con la Bicha y algunos creímos haber superado sus peores años. ¡Ni de coña!
Desde entonces han inundado nuestras casas -nuestras vidas- toda una retahíla de términos, algunos desconocidos para el común de los mortales, que nos amenazan y quitan el sosiego. Los Mercados, la Recesión, la Deflación, las Bolsas, el Paro, los Embargos, los Desahucios, los ERES, los Concursos de Acreedores; forman parte del extenso diccionario de los partes de guerra en que se han convertido los Telediarios.
Con la casa llena de estos parientes incómodos, algunos sólo son inquilinos gorrones, nos faltaba la Prima de Riesgo. Esta señora tiene a bien crecerse cada vez que nuestros gobernantes toman drásticas medidas para sofocar a la Bicha. Cuanto más nos recortan a los ciudadanos en derechos, prestaciones y servicios más sube la Prima de Riesgo.
Con este panorama y ante la ineficacia de nuestros políticos: ¡a ver si va a resultar que los verdaderos Primos somos los ciudadanos!
Ya les vale.